Honestamente creer en Dios es un tema difícil para aquellos que no pueden aceptar qué hay alguien más allá de nuestro entendimiento, y que por lo mismo que no podemos entender o encontrarle la lógica, consideramos que no puede existir. En realidad hay muchos argumentos para decir que Dios no existe y está bien que existan y que cada quien elija los que más le gusten, pero eso no cambia mi Fe ni mi experiencia en la vida con y sin Dios. Este post no es para debatir Su existencia.
Tengo varias historias que son increíbles porque no son cosas que sucedan normalmente, incluso no son cosas que pasen de vez en cuando. Mis historias respecto a Dios podrían ser clasificadas como fantasía o un invento mío; acepto que no son fáciles de creer, pero si ustedes me conocieran tantito sabrían que no podría inventarme una historia así.
Una de esas historias me trajo, junto con mi esposa, de vuelta a México. Después de poco menos de 2 años en USA, decidimos que sólo Dios podía indicarnos a dónde mudarnos ya que en realidad no éramos felices en ese lugar.
Al principio todo estaba muy bien, y un buen día me corrieron porque recortaron personal del lugar donde yo trabajaba y bueno… me quede tranquilo sabiendo que Dios estaba trabajando en algo que fuera mejor para nosotros. Aunque ya estaba volviéndome loco dos semanas después, no se quedarme sin trabajar.
Un mes después me ofrecieron trabajo en un lugar que estaba cerca de donde trabajaba mi esposa. Eso no es casualidad amiguitos, esa es una de las formas en que Dios nos bendice. Aunque un par de meses después del temblor, del 19 de Septiembre del 2017, nos cambiaron a otro edificio que a todos les gustaba menos a mi. Son unas oficinas WeWork donde todo está muy bonito, excepto que el escritorio es más pequeño y estás demasiado cerca, para mi gusto, de los demás.
El que se volviera un hábito trabajar tiempo extra (no pagado evidentemente) porque se había acordado entregar algo con un cliente, sin haber consultado al equipo que lo iba a hacer si era factible en el tiempo que se pedía, y que no les gustara que me incomodara esas situaciones, fue una de las varias razones por las cuales comencé a buscar otro empleo.
Hasta aquí la historia va muy normal quizá, y ciertamente podría parecerlo, porque en realidad no son cosas que nadie no haya vivido y sobrevivido. Pero mientras tanto? Como viven? Estresados? Cansados? Hartos? Felices? Yo estaba agotado, porque intentaba que entendieran cosas que no pueden entenderlas cuando lo que más les importa es cumplir sin importar los sacrificios que se deban hacer.
Un día vino a mi mente esa pregunta: y Dios que? Oraba y le pedía a Dios por un empleo en otro sitio, donde pudiera estar a gusto. Me enfoqué tanto en resolver un tema que no iba a poder jamás y me olvidé que Dios siempre me había ayudado y me había dado lo mejor hasta ese momento.
Nota: cuando le pidan algo a Dios, sean bien específicos, porque si Dios les cumple su petición, lo hará tal como lo pidieron.
Finalmente un día encontré un empleo, haciendo lo que me gusta y trabajando desde casa. Bingo!
Personalmente, puedo atestiguar de la existencia de Dios en base a mi experiencia, en base a cómo me ha ayudado cada día de vida que me da. Jamás me ha defraudado. Todas las veces que me ha ido mal es porque me he alejado de Dios.
No se trata de ir a la Iglesia cada Sábado y ya. Acercarse a Dios va más allá de las costumbres, es necesario conocerle, desarrollar una relación personal e íntima con Dios para conocerlo. Jamás podría contarte, o quien sea, algo que te haga creer y confiar en Dios si nunca haz intentado conocerle personalmente.
Solo Dios puede ayudarnos, sin importar lo que sea ni que tan imposible parezca.
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien… (Romanos 8:28 RVR1960)